El próximo 30 de julio se conmemorará el Día del Libro de Bolsillo, sí, de ese humilde bastión de la literatura que, con su tamaño compacto y su precio asequible, ha permitido que grandes autores lleguen a cualquier estantería.
Al parecer, esta fue la fecha establecida en recuerdo de un hito histórico acaecido en 1935. En ese año, una conocida casa editorial del Reino Unido lanzó y popularizó su primera serie de tamaño reducido.
Pero su historia se remonta a varios siglos.
¿Estás preparado/a para descubrir los secretos que esconden estos pequeños gigantes de papel, ligeros, portátiles y económicos? ¡Sigue leyendo!
La invención de la imprenta moderna en el siglo XV de la mano del Johannes Gutenberg desató una extraordinaria revolución cultural, ya que, hasta entonces, las obras se transcribían a mano. Resultaba laborioso, costoso, lento y propenso a errores. Además, restringía la cantidad de ejemplares disponibles. En cambio, con esta innovadora tecnología, el proceso permitió la producción en masa en un tiempo y un coste inferior.
Aun así, los lectores se enfrentaban a otra complicación: la función del taller simplemente se circunscribía a imprimir las hojas y venderlas sueltas. Eran los propios compradores quienes debían llevarlas a un artesano para proceder a su encuadernación manual.
Fue el humanista italiano del Renacimiento Tebaldo Manuzio (1449-1515), gran visionario para los negocios, quien ideó la forma de aligerar el proceso: por una parte, aminorando tanto el tamaño como el peso de la obra, y por otra, vendiéndola ya encuadernada. Acababa de nacer el libro de bolsillo. Atrás quedaban los largos pergaminos de piel de animal y otros engorrosos soportes decorados a mano que habían sido los principales medios de difusión en Europa antes de la imprenta. Luego, con la llegada de esta, se modificó el método de producir textos, y ahora, este nuevo formato facilitaría su almacenamiento.
Manuzio alcanzó tal fama que los autores contemporáneos anhelaban ser publicados por él. En apenas dos décadas reformó radicalmente el concepto de libro, un cambio que aún perdura en nuestros días.
El primer editor moderno falleció dejando un legado inmenso: el hecho de que los volúmenes mejoraran en portabilidad y se hicieran más manejables desencadenó un valioso impacto socioeducativo que impulsó, entre otras cosas, la proliferación de las bibliotecas y el enriquecimiento del acervo académico en las universidades de la época. En última instancia, implicó mayor divulgación y acceso a la cultura.
Aunque se le reconocen numerosas virtudes, es igualmente interesante abordar sus desventajas, en su mayoría derivadas del propio diseño que los caracteriza. Están relacionadas con el tamaño de la tipografía, posible omisión de ilustraciones, carencia e incluso ausencia de algunas obras, desfase temporal entre la publicación original y su versión simplificada etc. Con todo, para muchos, estas limitaciones no representan un obstáculo y consideran que sus beneficios superan con creces cualquier inconveniente. Sin duda, han demostrado ser una herramienta poderosa para fomentar y democratizar la cultura.
A pesar de las innumerables publicaciones de bolsillo que he leído, soy incapaz de recordar cuál fue la primera. Pero sí la última, porque es muy reciente. Fue una colección de haikus que adquirí en una feria. Me fascinó. Que fuese pequeño no le restó atractivo, en absoluto.
Y tú, ¿recuerdas cuál fue el último que leíste? Estoy segura de que, por su manejabilidad, ha sido tu compañero de viaje, de ocio, de reflexión… Habrá llenado tus horas de espera, y quizá, te proporcionó compañía en momentos de soledad. Te haría reír, llorar o recordar… Tal vez te transportó a mundos insólitos, te enseñó algo nuevo o te hizo ver las cosas desde una perspectiva diferente. Lo que es seguro, es que ha estado ahí para convertir tu tiempo libre en una oportunidad para explorar nuevas dimensiones.
Y mientras nos adentramos cada vez más en la era digital, con gran abundancia de e-books y audiolibros a nuestro alcance, el encanto de estas ediciones -y de la literatura impresa en general- continúa siendo incuestionable. Su tacto, su olor y la sensación de pasar las páginas son vivencias inigualables. No obstante, la presentación digital viene pisando fuerte. Su auge es debido a que ofrece ventajas como la de acumular miles de obras en un solo dispositivo, la posibilidad de leer en la oscuridad y la de personalizar el tamaño de la fuente. Ambos, físico y digital, tienen su espacio. No tienen por qué ser mutuamente excluyentes. De hecho, pueden coexistir y complementarse entre sí, enriqueciendo nuestras experiencias con las letras.
En conclusión, la huella de este compañero ha sido profunda y duradera. En su momento, cambió la industria editorial, permitiendo la producción masiva de títulos y la propagación del saber a una escala sin precedentes. También varió el modo en que interactuamos con ellos, permitiéndonos llevar la literatura con nosotros, integrándola en nuestra vida cotidiana de una manera impensable si se tratase de ejemplares voluminosos o pesados.
No sabemos qué nos depara el futuro, sin embargo, intuyo que tanto unos como otros seguirán evolucionando para adaptarse a nuestras necesidades y estilos de vida.
En tu caso, ¿cómo han cambiado tus hábitos con la introducción de las creaciones literarias digitales?¿Sigues valorando el formato tradicional?
Independientemente de si prefieres poesía, artículos, novelas, ensayos, etc., espero que sigas disfrutando cuando leas. Cada frase es una semilla que florece en tu imaginación. Con el tiempo, se transformará en un frondoso bosque que contribuirá a tu crecimiento personal y a la expansión de tu mundo interior.
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Lourdes Justo Adán
Especialista en Educación Infantil, en Educación Primaria y en Pedagogía Terapéutica.
Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación.
Orientadora Escolar.
Docente.
Escritora.
Autora de los álbumes ilustrados Algo muy valioso y El collar de Borlita.
Columnista.
Coach de víctimas de maltrato psicológico.
Bloguera: https://lourdesjustoadan.blogspot.com/
nubeluz174 @gmail.com
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